Capilla Virgen de Los Bañados
En una zona poco explorada de Loma Verde, a unos dos mil
metros del cruce de la calle Enrique Cappello y las vías del ferrocarril,
existen unas tierras con un atractivo particular: cuenta la leyenda que quienes
las adquirieron fueron seducidos espiritualmente por la presencia de una
capilla a la vera del antiguo camino de la Virgen de los bañados. La calle
discontinuada toma el nombre de la imagen que se encontraba allí dentro. Con el
paso del tiempo y la falta de mantenimiento, se perdió el sentido original de
ir a rezar y actualmente, con el camino tomado por la vegetación, rastrearla
resulta difícil. Sin embargo, su historia aún es una incógnita para muchos
curiosos que siguen yendo tras ella. En los ‘90 un vecino llamado Guillermo
Gibelli llegó a estos campos y se enteró de que había existido, cien años
antes, una capilla de barro que se llamaba “La Virgen de los bañados”. Como era
un hombre religioso, sintió el deseo de tener un templo propio en las tierras
que había comprado: la reconstruyó en material y la ubicó donde él creía que
había estado la original. En sus primeros años, la capilla, de fachada simple,
había sido pintada de blanco con la puerta color negro y estaba rodeada por la
exuberante vegetación de esta estancia, en ese entonces llamada “La Larga” por
su particular morfología. Más tarde, las tierras fueron adquiridas por el
empresario Gregorio Perez Companc, quien es el propietario actual y las utiliza
principalmente para la producción de forrajes. Los rumores dicen que fue su
esposa, María del Carmen Sundblad Beccar Varela -más conocida como “Munchi”-,
quien se sintió atraída por el lugar y, en especial, por la presencia de la
Virgen de los bañados. En más de una oportunidad, varios vecinos de espíritu
aventurero se adentraron en la calle de barro e intentaron sin éxito llegar a
la capilla. De tanto insistir, los más perseverantes lograron ser recibidos por
las personas que trabajan en estos campos y llegaron a su objetivo. Comprobaron
que lleva mucho tiempo cerrada y que, tal como se comenta, la imagen de la
virgen no está allí. Su paradero es incierto.
Quienes frecuentan esas tierras cuentan que no tienen recuerdo de haber
visto el templo abierto. En tanto, un vecino nacido y criado en campos aledaños
recuerda que su padre le hablaba de la historia de la capilla, y que allí los
vecinos se reunían para rezar; pero que más tarde, cuando fue abandonada, quedó
a merced del vandalismo: hubo quienes ingresaron, se llevaron objetos y deñaron
las instalaciones. Hoy, el interior de la capilla está totalmente vacío y ya no
está custodiada por la imagen de la Virgen de los bañados. Las paredes
exteriores fueron castigadas por las lluvias y los vientos fuertes; arriba de
la puerta de ingreso, que ahora exhibe los tablones de madera original, anidan
los horneros. Detrás del nido se esconde un pequeño vitró circular por el que
entrarían unos pocos rayos de luz. La única ventana está tapiada y la torre
comienza a ser tomada por las enredaderas. El poder de la leyenda, no obstante,
sigue intacto. Por Sofía Moras FUENTE REVISTA DE LA COOPERATIVA ESCOBAR NORTE
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